Ciudades que no tuvieron una fecha de fundación y que se crean cerca a los grandes centros poblados, esa es la tendencia demográfica que se viene presentando en Colombia y que se aceleró con la llegada de la pandemia.
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La Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) identificó alrededor de 150 megaproyectos activos de vivienda en la periferia de las principales ciudades del país y destacó que estas iniciativas generarán más de 800 000 viviendas en los próximos años.
Según la entidad, la tendencia viene creciendo desde hace más de una década, ya que en los últimos 13 años la participación de las licencias de construcción en municipios pequeños o de tamaño intermedio pasó de ser 24 % en 2008, a 34 % en la actualidad.
Se han creado focos de desarrollo en lugares como la Sabana de Bogotá; en Rionegro, Antioquia; Soledad, Atlántico; municipios del Eje Cafetero como La Tebaida; alrededores de Bucaramanga y Cali, entre otras zonas.
Un estudio realizado por Camacol en 302 municipios identificó que la mitad de las licencias de construcción que se expide en el país se otorga a proyectos ubicados fuera de las capitales.
Sandra Forero, presidenta de Camacol, destacó que, alrededor de las principales urbes, el espacio para nuevas construcciones favorece los procesos de urbanización. Resaltó, además, que el trabajo remoto, sumado a una oferta inmobiliaria muy atractiva, aceleró esa tendencia de vivir fuera de las principales ciudades y cada vez habrá mayor número de urbes de ese tipo.
Ciudadelas como Lagos de Torca, donde participan varias constructoras; Ciudad del Valle en Candelaria, Valle del Cauca de Constructora Bolívar; Villa del Río en Jamundí de Constructora Consenza; o Ibera-Castilla de la constructora Marval, forman parte del catálogo de esta nueva tendencia hacia el desarrollo de megaproyectos de vivienda constituidos como nuevas ciudades en las periferias.
Sobre la tendencia, Alejandra Robledo, gerente de creación de Capital Social en Constructora Bolívar, explicó que estos proyectos siguen aumentando también por los costos de la tierra y a la aprobación de planes parciales en ciudades vecinas.
Adicionalmente, por la parte de la demanda, las personas escogen estos proyectos ya que “se pueden conseguir viviendas más grandes, la congestión es menor y el contacto con la naturaleza es constante”, explicó Amarilo, que agregó que la pandemia generó conciencia sobre el valor de ciertos aspectos como la luz y la ventilación natural, los espacios más amplios, las energías renovables y las prácticas sostenibles.
Para Roberto Moreno, presidente de Amarilo, el propósito de la compañía al ejecutar macroproyectos en áreas que no han sido urbanizadas además es aportar a la construcción de ciudades y comunidades sostenibles a través de un desarrollo integral del territorio.
Otra razón para que las personas prefieran estos desarrollos es que se puede conseguir una oferta de lugares de mayor tamaño al mismo precio que uno más pequeño en la ciudad.